La situación
Uno de los productores de áridos para construcción más grandes del país tiene instalaciones ubicadas en Carolina del Norte. La firma se centra principalmente en roca triturada y gravilla, y utiliza cinco trituradoras Metso® para reducir trozos de materia prima de hasta 12 pulgadas a fragmentos manejables de 3 pulgadas para continuar el procesamiento.
El producto final se vende a empresas de la industria de la construcción para usarlo como material base y respaldar el control de la erosión en viviendas, caminos, edificios comerciales, sistemas de alcantarillado y aeropuertos.
El proceso de producción completo genera cantidades considerables de polvo y expone al equipo a un desgaste interminable y fallo prematuro de los componentes.
El desafío
Dadas las condiciones de extrema suciedad que deben soportar las trituradoras, la compañía afronta el reto de controlar el entorno de trabajo y su posible impacto en el desgaste prematuro del equipo y problemas de mantenimiento no planificados.
Una de las preocupaciones más importantes de la empresa era la limpieza y vida útil del aceite de la caja de engranajes de las trituradoras y su sistema de lubricación, que protege los engranajes de rueda y piñón, así como los cojinetes y ejes de acero de la trituradora.
A la instalación original de filtración del sistema, aunque era completamente funcional y se encontraba en óptimas condiciones, le costaba trabajo mantener incluso niveles de limpieza de aceite marginales durante un período prolongado. La poca eficacia de los filtros originales amenazaba con acortar la vida de los componentes críticos, debido al elevado desgaste de los metales en el aceite.
Los cambios de aceite inesperados costaban 2000 $ cada vez y sumaban tiempo de inactividad no planificado, lo que causaba ineficiencias operativas.
La solución limpia