El combustible diésel tiene una vida útil determinada
El diésel ultra bajo en azufre (ULSD) y el biodiésel tienen una estabilidad reducida en almacenamiento en comparación con el diésel tradicional con alto contenido de azufre. Si bien es cierto que eliminar el azufre mejora la estabilidad, el proceso de hidrotratamiento también tiende a destruir los antioxidantes naturales. Como resultado, algunos combustibles ULSD pueden necesitar que se añada un estabilizador para prevenir la formación de peróxidos que conducen a gomas solubles. Las recomendaciones de vida útil para las mezclas de petrodiésel y biodiésel son de menos de un año, y algunas veces tan bajas como 2 meses, dependiendo de los factores indicados a continuación.
Consecuencias de un combustible inestable
La inestabilidad oxidativa en el petróleo diésel o el biodiésel conduce a la formación de productos de degradación del combustible. Entre ellos se incluyen:
- Gomas: barnices pegajosos que contribuyen a la corrosión y a los depósitos en los inyectores, provocando un exceso o falta de combustible.
- Sedimentos: partículas que obstruyen los filtros y causan desgaste abrasivo en las bombas de combustible y el inyector.
- Ácidos: provocan la corrosión de los depósitos y sistemas de combustible, dando lugar a la formación de partículas duras y fallos prematuras de las piezas.
- Espesantes: aumentan la viscosidad del combustible, lo que conduce a una combustión incompleta y reduce el ahorro de combustible.
Las consecuencias comunes de la degradación del combustible incluyen la pérdida de potencia, el aumento del consumo de combustible, la obstrucción prematura del filtro, daños en las bombas e inyectores de combustible y mayores costes de mantenimiento. En términos generales, la degradación del combustible reduce la calidad de combustión del combustible. Puede notar señales de la degradación, tales como humo negro, arranques más difíciles y rendimiento reducido del motor.
Degradación del combustible durante su almacenamiento
El tiempo es un gran enemigo de la calidad del combustible diésel. La inestabilidad oxidativa puede producirse lentamente durante el almacenamiento a largo plazo o acelerarse debido a temperaturas cálidas, la presencia de agua libre y contaminantes. Esta degradación puede conducir a un alto índice de acidez, alta viscosidad y la formación de gomas y sedimentos (productos de degradación del combustible). El biodiésel es especialmente susceptible a los efectos causados por las temperaturas más altas. Los conjuntos de datos varían, pero una buena norma general es que la tasa de oxidación aumenta 2,2 veces por cada 18 °F/10 °C.
Ejemplo: mezcla de biodiésel almacenada a distintas temperaturas
68 °F/20 °C: ligeramente bien después de 6 meses
77 °F/25 °C: degradado después de 6 meses
86 °F/30 °C: degradado después de 4 meses
El agua en el combustible puede acelerar el proceso de oxidación, pero son todavía peores los efectos de las infestaciones microbianas que pueden crecer como resultado de la presencia de agua en el depósito. Estas bacterias y hongos se alimentan literalmente de su combustible, dejando ácidos y varias formas de materiales negros, pegajosos y viscosos que corroen su depósito y taponan los filtros de combustible. Cualesquiera que sean los factores que contribuyen a que la degradación del combustible no se pueda revertir, la clave del éxito es prevenirla antes de que se produzca mediante la aplicación de buenas prácticas de manipulación del combustible.